martes, 9 de febrero de 2010

22


22

Las lágrimas eviternas de la dama caída
Se llama justicia
Su sufrimiento es el más rico manjar
Para la tiránica opulencia

¡Oh! Doncella impedida
De su piel destruida
De su alma corroída
Brotan lágrimas y sangre
Circulo infinito y acre
Donde se depositan los humanos junto con los demonios

En danza fúnebre y gustosa, en medio de recreos mundanos
Las garras de unos sujetan los delicados dedos de otros
Desgarran la piel nívea y juvenil,
Muerden el azabache epidermis de niños descalzos
Pellejo rasgado colgando de cada lado, de lo bueno y lo malo
Que son la misma cosa pero vista desde su contrario

El cuervo que reposa
A la espera del mortuorio individuo
Que chilla en la grieta oscura de su conciencia

El ángel que se eleva queriendo mirar lejos de las tinieblas
Queriendo dejar la tiranía de las cuevas
El fosco enjambre que palpita en la incongruencia

Disparates tras la ventana de la hipócrita moral
En las calles donde mullidas figuras regocijan de agonía
Beben y fastidian

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